Nuestra Historia

Desde 1942, llevamos alivio espiritual a los enfermos y organizamos los pasos necesarios para su traslado al Santuario de de Luján.

80 años de Esperanza

La Asociación Peregrinación de Enfermos a Luján ha acompañado y atiende las necesidades espirituales de las personas que debido a la imposibilidad de trasladarse por sus propios medios al Santuario a visitar a la Virgen, son llevadas por esta comunidad. Los voluntarios son una pieza clave en este camino en el que de acuerdo a sus propios testimonios, reciben más de lo Lujan2que dan. Peregrinan 2.000 enfermos acompañados por 1.000 voluntarios/acompañantes.

El objetivo es brindarles a los peregrinos un día pleno de amor y diversión compartiendo un almuerzo y una merienda. Ello es lo que distingue nuestra identidad por más de 80 años. Un día dedicado a ellos, sólo a ellos, que tantas veces son los grandes olvidados.

En el 2013 participaron organizaciones como La Obra de la Divina Providencia (Cottolengos Don Orione de Claypole, Avellaneda, San Miguel), A.L.P.I., A.P.R.O., CODISA, Instituto Braille, Instituto Lanari, Fundación Herrera Gallo, Hospitales Tornú, Durand, Muñiz, San Juan de Dios (Hurlingham, Ramos Mejía, Luján) entre otros y numerosas Parroquias de Capital Federal y conurbano.

Segunda multiplicación de los panes

Mateo 15, 29-37. Adviento. Demos gloria a Dios con la gratitud de auténticos hijos, pues, ¡lo somos!

Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?» Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.
Meditación del Papa Francisco

¿De dónde nace la multiplicación de los panes? La respuesta está en la invitación de Jesús a los discípulos: “Ustedes mismos den…”, “dar”, compartir. ¿Qué cosa comparten los discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces. Pero son justamente estos panes y estos peces los que en las manos del Señor sacian a toda la multitud.

Y son justamente los discípulos desorientados delante de la incapacidad de sus medios -la pobreza de lo que pueden poner a disposición-, quienes hacen acomodar a la gente y distribuyen, confiando en la palabra de Jesús, los panes y peces que sacian a la multitud.

Y esto nos dice que en la Iglesia, pero también en la sociedad, una palabra clave de la que no debemos tener miedo es: “solidaridad”, saber dar, o sea, poner a disposición de Dios todo lo que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque solamente compartiendo, en el don, nuestra vida será fecunda, dará fruto. Solidaridad: ¡una palabra mal vista por el espíritu mundano!. (S.S. Francisco, 30 de mayo de 2013).

Reflexión

Las curaciones que obró Jesús pueden parecernos hasta “lógicas”… ¡era el Hijo de Dios!… y a fuerza de leerlas y oírlas pierden su impacto y ya no las consideramos como algo extraordinario. Sí, es verdad que Jesús curaría a muchos, pero no fueron todos. ¿No es verdad que también Él se encontró frente a la incredulidad, la envidia o el menosprecio, sobre todo de parte de los poderosos y sabios según el mundo? Y no serían pocos a quienes les faltó fe, humildad o perseverancia para llegar hasta Él y pedir su favor.

Existen organizaciones que han tomado la responsabilidad de llevar enfermos a Lourdes, o de organizar peregrinaciones en atención a necesitados de toda índole. Son obras encomiables por el sacrificio de tantos voluntarios y por los bienes que de ahí se obtienen para enfermos y sanos. Acercarse a Jesús, llevarle nuestras propias personas, y también aquellos que a nuestro alrededor están mudos de alegrías, ciegos por no ver a Dios, cojos de esperanza o mancos de solidaridad, puede ser un buen programa de vida.

Cuando la vivencia de nuestra fe consiste en esto, encontramos aplicaciones concretas que nos ayudan a conocernos mejor y que nos abren a las necesidades y problemas de los demás. Pero todo este bello ideal no se sostiene sin lucha. Cuando el mundo no nos hable sino de pesimismo y tragedias, cuando caminamos por él arrastrando las pesadas cargas de la enfermedad, del sufrimiento, de la incomprensión o la ingratitud, cuando ya no nos quedan fuerzas o la “fantasía de la caridad” parece habérsenos agotado…. Entonces es cuando sobre todo vale la pena acercarse a Jesús. Él nos espera, nos llama, nos curará de nuestras miserias y de las debilidades de quienes le sepamos presentar. Demos gloria a Dios con la gratitud de auténticos hijos, pues, ¡lo somos!

Historia de las Presidentes (desde 1940)

  • María Luisa del Carril
  • María Teresa Devoto de Ortiz Basualdo
  • Mary Maxwell de Racedo
  • Sonia Anchorena de Crotto
  • María Rosa Sicardi de Cullen
  • Ángela Seré de Arteta
  • Dr. Marcelo Dominguez (Actual)

Antecedentes:

Carta del Cardenal

Jorge Mario Bergoglio

WordPress Appliance - Powered by TurnKey Linux